“A
mí nadie me toca la cabeza que no sea él”, me dice la señora que
acaba de pararse del sillón, y la muchacha que le sigue también da
los argumentos de quien se ha vuelto el hombre ideal de muchas
mujeres y hombres en la ciudad de Camagüey, porque sabe el corte
exacto de la imagen bella.
Por
su patente, Osmani Martín Vega es estilista, pero quienes
frecuentamos su casa en la calle San José casi esquina a República,
sabemos que también “ejerce” de terapeuta, confesor o psicólogo
social, actualizador de la agenda popular y provocador del debate
público, porque allí se habla de todo y sin pelos en la lengua.
“Yo
no empecé a pelar por amor ni porque de niño peinaba muñecas”,
así, jacarandoso, prepara el terreno para escuchar lo inesperado:
esa fue su salida ante el ultimátum del sector policial porque
estaba desvinculado del trabajo.