jueves, 28 de febrero de 2013

Una canción y una mujer


Propongo un bolero para hablar de Juan Almeida. No hay género mejor para interpretar, con puro sentimiento, dos pentagramas de historia con que tocó fuerte a Camagüey, con una canción y una mujer.

Decide tú / qué vas a hacer con nuestras vidas. / Te toca a ti / tomar ahora una decisión. / No te preguntes qué será, / ni lo que luego pasará/ con este amor. / La planta suele dar la flor…

Fácil decisión aquella del bolerista Simón Roberto en 1969 cuando el Comandante de la Revolución, personalmente, le confió su antológica pieza Decide tú, interpretada luego por Elena Burke, la Señora Sentimiento.

Almeida había escuchado la voz camagüeyana en el cabaret de San Pedro del Mar, de Santiago de Cuba y, en el Hotel Imperial, catálogo en mano, hizo la proposición.
Ambos coincidieron después en las provincias de Las Villas y Pinar del Río y el repertorio de Simón creció en obras del autor de Lupita, igual que el de la cancionística cubana.

También Juan Almeida quedó seducido por la mítica Dolores Rondón que en el siglo XIX enloqueció de amor a un mulato, quien, a pesar de los desplantes y rechazos de la criolla presumida, cuidó de ella cuando pobre y enferma moría en el hospital de El Carmen.

El Comandante envolvió a la mujer legendaria casi en otra leyenda al musicalizar el epitafio de su tumba, el más famoso del Cementerio del Santo Cristo del Buen Viaje.

Aquí Dolores Rondón / finalizó su carrera / ven mortal y considera / las grandezas cuáles son / la opulencia y el poder / todo llega a fenecer / pues solo se inmortaliza / el mal que se economiza / y el bien que se pueda hacer.

Corría la zafra del ´70 y Almeida encabezaba en el territorio la Operación Mambí, coligada a esa contienda. Como respuesta a la convocatoria del entonces Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR) y el Consejo Nacional de Cultura, la vanguardia artística llegaba en brigada a los campamentos azucareros.

En aquellas andanzas la orquesta de Elio Revé fue a dar a la emisora Radio Cadena Agramonte cerca de la medianoche, cuando concluían las transmisiones, y a esa hora comenzó la labor con el fallecido grabador Raúl Fortes Prendes. Según Francisco Rivero, Premio Nacional de Locución, entonces delegado provincial del ICR, se realizó en condiciones técnicas inapropiadas.

El dirigente daba sus vueltas hasta que alrededor de las tres de la mañana entabló cierta controversia con Fortes Prendes, cuenta el periodista Pedro Paneque Ruiz. Entonces “esa es la que es” –como dijo-- permanece en cinta magnetofónica. Y así trasluce otra prueba de la sobrevida de un hombre de pasiones múltiples: la escuela de oficios, el asalto al Moncada, la guerrilla en la Sierra Maestra, la Revolución en el poder... la música y siempre la música.

jueves, 14 de febrero de 2013

Crepúsculo


A Tico
Andaba con silencio inalterable, queriendo pasar como cualquiera sin ser vista, entre el ruido de los carros y la gente, pero sabía escuchar la música del mar cuando las olas rompen en la orilla. Comía guayabas verdes, con la esperanza hecha un espantajo, y soñaba con túneles sin luz. No veía nadie, acaso porque no tenía a quien buscar. Tampoco sospechaba de alguien, también camuflado en lo ordinario, que igual se escurría como mustio arroyuelo. Un día se sorprendieron con el alma en el rostro, como regando lirios blancos, en el verdadero principio de su propio camino.