La
Cruzada Literaria ha tejido una imagen aventurera para los que año
tras año salen al encuentro del público en el ancho Camagüey.
Con esa práctica de andar cuaderno en mano y guitarra en ristre, también ha insuflado entre los participantes el vital sentido de grupo, de gente dispuesta a llegar a cualquier lugar sin andar poniendo condiciones. Pero no todo ha sido leer y cantar.
Con esa práctica de andar cuaderno en mano y guitarra en ristre, también ha insuflado entre los participantes el vital sentido de grupo, de gente dispuesta a llegar a cualquier lugar sin andar poniendo condiciones. Pero no todo ha sido leer y cantar.
Hay
un lado audaz de este evento nacional de la Asociación Hermanos Saíz
(AHS) al que no siempre miramos: su ineludible ruta al pensamiento.
La lectura personal de esos jóvenes de diferentes provincias acerca
de su experiencia de viaje es tan interesante como el intercambio
colectivo sobre asuntos relacionados con la creación.