Publicado en Asociación Hermanos Saíz
Si lo dice Rumbatá, lo creo, porque expone lo que siente, y
canta lo que piensa: “Gracias a la rumba”. Así de sencillo ha titulado
el tercer disco, así de profundo ha de estar con los escarmientos de
veinte años.
Musicólogos y cubanos universales han elogiado la
resonancia del grupo de Wilmer Ferrán Jiménez, al punto de situarlo
entre los cuatro grandes de la rumba cubana junto a Los Muñequitos de
Matanzas, Clave y guaguancó y Yoruba andabo.
Esta agrupación le debe todo a ese complejo genérico al
cual la UNESCO acaba de declarar Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad, piropo generador de una ola súbita de “fans”, que por adeptos
de ocasión se desmenuzan en la orilla. «Es triste que en Camagüey no
hayan pensado en ir, no a Rumbatá, sino a los cultivadores, a la gente
que lleva tiempo defendiéndola», lamenta Wilmer Ferrán.