viernes, 8 de diciembre de 2017

Una alegría, un dolor


Esta foto de hace un año dejó de ser el registro de un elogio público, para convertirse en la prueba de un suceso irrepetible: la existencia de dos camagüeyanos que no alumbrará el mundo de la cibercultura.
Luis Álvarez, el de las gafas, no podrá celebrar como en la foto, el único premio que le faltaba, el Nacional de Literatura 2017, anunciado hace dos días. No podrá, porque ha muerto ese compañero de la difícil batalla por legitimar el conocimiento, del estudio y el magisterio para el ejercicio de pensar en las claves de la cultura.
Desiderio Navarro tenía 69 años. Un cáncer nos privó ayer de su torrente de criterios, y deja la sensación de orfandad en los cubanos que tenían en él la única puerta a textos científicos de 20 idiomas.

Su coterráneo Luis, dos veces Álvarez, dos veces Doctor, aquella tarde en la Sala Nuevo Mundo calificó a Desiderio de pionero en Cuba en la ensayística desarrollada desde la semiótica, y ponderó su labor de investigador y crítico de literatura y artes plásticas, y de defensor de la crítica como cuestión moral. 
 
Esta foto ahora contiene una memoria con dolor, entraña el reto de que la pérdida solo lo sea del cuerpo, no del olvido. Insta a aprovechar en vida a Luis Álvarez, el segundo camagüeyano al que se le otorga el Premio Nacional Literatura. Nicolás Guillén lo estrenó en 1983.

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